domingo, 15 de mayo de 2011

Un roble crece en Puerta del Sol

Tengo un árbol en la terraza, más concretamente un roble. Aunque no sé si puedo llamarlo "árbol": crece en un tiesto, me llega a las rodillas y es aún un palito escuálido con un puñadín de hojas en lo alto. Sin embargo, parece que se ha adaptado bien a su nuevo hogar, ya que en el mes y medio que lleva en casa le han brotado hojas nuevas y tiene un color bastante saludable.  Aquí la prueba gráfica:



Creo que, aparte de la luz del sol que entra a raudales en la terraza, y del agua de Madrid, que por lo que dicen es muy buena, está influyendo en su buena salud el ambiente de la plaza. Si los estudios dicen que es bueno hablarles a las plantas, y que la música estimula su crecimiento, es más que probable que en un año el arbolito sea más alto que yo (cosa que, por otro lado, tampoco es muy difícil). A los predicadores de diferentes credos que tratan de salvar nuestras almas a base de inspiradas soflamas se unen manifestantes de todo tipo, a favor y en contra, cada uno con su campo de molinos particular, bailarines de "break" con la música a toda mecha, dos compañías de mariachis que repiten una y otra vez el mismo repertorio, vendedores de globos, compradores de oro, manadas de turistas que berrean en mil y un idiomas... y ahora, encima, los mitines de la campaña, con sus musiquitas desquiciantes y sus oradores mediocres. En fin, que mi pequeño roble tiene entretenimiento para rato. Espero que, con tanto mitín, no se me haga de derechas.

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