viernes, 25 de febrero de 2011

Los viernes al sol

El sol entra a raudales por la cristalera de la terraza, bañándolo todo con una luz brillante y metalizada, y dándole a las paredes encaladas un matiz incandescente.
Las plantas de hierbabuena y tomillo desprenden su aroma que, junto al olor a tierra mojada de los semilleros, me transportan, si cierro los ojos, a otro lugar, otro tiempo, donde la vida era más fácil y el cielo más azul.
Sobre la mesa de baquelita descansa un libro a medio leer, y el marcador semeja una puerta, una ruta de escape que parece llamarme y decirme "no temas, aquí dentro estarás a salvo de todo lo que te atormenta".
Junto al libro, una taza de café humeante, la segunda de la mañana, ésta ya por gula, que no por necesidad de sacurdirme de encima un sueño del que, a veces, sólo con mucha fuerza de voluntad consigo salir.
Por las cristalera entreabierta, junto con una ligera brisa, se cuelan en la terraza los sonidos de la calle, atenuados por la distancia, la amalgama de músicas de todos los rincones del mundo que artistas callejeros interpretan abajo, en la plaza.

martes, 15 de febrero de 2011

Un San Valentín de muerte...

-Me despierto de buen humor, después de una noche sin pesadillas, y me ofrezco a hacerle el desayuno a H: café con leche "del de verdad" y tostadas de sartén con mantequilla casera.
-Mi buen humor se va evaporando poco a poco, mientras H no deja de decirme "tengo hambre", "¿no está ya el café?", ¡yo quiero dos tostadas!", "esa se te va a quemar", "pero, ¿aún no están las tostadas?", "¡Tengo hambre".
-Por fin me siento frente a mis tostadas´, mientras H devora las suyas. El olor del café recién hecho me devuelve parte del buen humor perdido.
-Me mancho el pijama limpio con mermelada de arándanos. Me cago en...
-Consigo quitar prácticamente toda la mermelada del pijama. Bien, parece que los daños no han sido graves.
-Me acabo de dar cuenta de que tengo un libro caducado en la biblioteca. Joder, estupendo, me toca ir al quinto pino a devolverlo, porque H no puede hasta el viernes.
-Finalmente cojo el metro hasta Iglesia, al final no he tardado tanto. Y así me doy un paseíto de vuelta a casa, que últimamente no me muevo nada.
-Mierda, se me olvidaba que tengo que pasar también por el Inem... Hala, a dar un rodeo.
-Bien, lo del Inem lo he liquidado en cinco minutos. Ahora, a comer a casita.
-¿Un paseo? ¿UN PASEO? Joder, llevo media hora andando y aún no he llegado a Gran Vía. Y tengo hambre, y me está saliendo una ampolla en el pie izquierdo...
-¡Al fin en casa! Cazadora fuera, botas fuera, ropa fuera... ains, qué bien se está en camiseta y calcetines...
-Cometo el error de mirarme en el espejo: dos horas de caminata con viento han hecho que mi pelo parezca el de Alaska cuando aparecía en "La Bola de Cristal". Voy a tardar al menos un par de horas en desenredar esto.
-H no está en casa. Bien, puedo comer lo que quiera.
-H no está en casa. No me gusta comer sola.
-Reviso el correo. Parece que no tengo trabajo para esta tarde; así puedo dedicarme a mi artículo.
-No deja de llover, y me he atascado con el artículo... y no queda chocolate.
-Voy a buscar a H al trabajo, a ver si me da un poco el aire... Me gusta pasear por Fuencarral.
-Llueve. Y hace frío. Y mi paraguas es una mierda. Recorro Fuencarral como si me persiguieran los demonios.
-Llego y H ya está en la puerta. Al menos no tengo que esperarle...
-Voy con H a comprar al Corte Irlandés. La cesta le pesa, se le antoja todo, no puede acercarse a los congelados porque se constipa (no, no es coña)... llegamos a casa cansados y sin la mitad de las cosas que nos hacen falta... y con un montón de cosas que no nos hacen falta.
-Abrimos una botella de vino para cenar. Ahora no bebo, pero una copa no me hará daño.
-Me he mareado un poco con el vino. Intendo leer un rato antes de ir a la cama, pero H está preparando una presentación y la música se oye a pesar de los auriculares.

P.D: yo quería un San Valentín con rosas y bombones, con una tarjeta recargada llena de corazones, con una cena a la luz de las velas, con un beso y un "te quiero"... Si, a pesar de que reniego de esta oda al consumismo, este año estoy cursi. Aunque luego lo pienso y me entra la risa. En fin...