-Me despierto de buen humor, después de una noche sin pesadillas, y me ofrezco a hacerle el desayuno a H: café con leche "del de verdad" y tostadas de sartén con mantequilla casera.
-Mi buen humor se va evaporando poco a poco, mientras H no deja de decirme "tengo hambre", "¿no está ya el café?", ¡yo quiero dos tostadas!", "esa se te va a quemar", "pero, ¿aún no están las tostadas?", "¡Tengo hambre".
-Por fin me siento frente a mis tostadas´, mientras H devora las suyas. El olor del café recién hecho me devuelve parte del buen humor perdido.
-Me mancho el pijama limpio con mermelada de arándanos. Me cago en...
-Consigo quitar prácticamente toda la mermelada del pijama. Bien, parece que los daños no han sido graves.
-Me acabo de dar cuenta de que tengo un libro caducado en la biblioteca. Joder, estupendo, me toca ir al quinto pino a devolverlo, porque H no puede hasta el viernes.
-Finalmente cojo el metro hasta Iglesia, al final no he tardado tanto. Y así me doy un paseíto de vuelta a casa, que últimamente no me muevo nada.
-Mierda, se me olvidaba que tengo que pasar también por el Inem... Hala, a dar un rodeo.
-Bien, lo del Inem lo he liquidado en cinco minutos. Ahora, a comer a casita.
-¿Un paseo? ¿UN PASEO? Joder, llevo media hora andando y aún no he llegado a Gran Vía. Y tengo hambre, y me está saliendo una ampolla en el pie izquierdo...
-¡Al fin en casa! Cazadora fuera, botas fuera, ropa fuera... ains, qué bien se está en camiseta y calcetines...
-Cometo el error de mirarme en el espejo: dos horas de caminata con viento han hecho que mi pelo parezca el de Alaska cuando aparecía en "La Bola de Cristal". Voy a tardar al menos un par de horas en desenredar esto.
-H no está en casa. Bien, puedo comer lo que quiera.
-H no está en casa. No me gusta comer sola.
-Reviso el correo. Parece que no tengo trabajo para esta tarde; así puedo dedicarme a mi artículo.
-No deja de llover, y me he atascado con el artículo... y no queda chocolate.
-Voy a buscar a H al trabajo, a ver si me da un poco el aire... Me gusta pasear por Fuencarral.
-Llueve. Y hace frío. Y mi paraguas es una mierda. Recorro Fuencarral como si me persiguieran los demonios.
-Llego y H ya está en la puerta. Al menos no tengo que esperarle...
-Voy con H a comprar al Corte Irlandés. La cesta le pesa, se le antoja todo, no puede acercarse a los congelados porque se constipa (no, no es coña)... llegamos a casa cansados y sin la mitad de las cosas que nos hacen falta... y con un montón de cosas que no nos hacen falta.
-Abrimos una botella de vino para cenar. Ahora no bebo, pero una copa no me hará daño.
-Me he mareado un poco con el vino. Intendo leer un rato antes de ir a la cama, pero H está preparando una presentación y la música se oye a pesar de los auriculares.
P.D: yo quería un San Valentín con rosas y bombones, con una tarjeta recargada llena de corazones, con una cena a la luz de las velas, con un beso y un "te quiero"... Si, a pesar de que reniego de esta oda al consumismo, este año estoy cursi. Aunque luego lo pienso y me entra la risa. En fin...

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